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Hay quien dice que la industria del cine en México es una falacia, un fantasma que se aparece de vez en cuando, sólo a su conveniencia cuando uno “de los nuestros” triunfa en el extranjero, específicamente en Estados Unidos. Los directores de cine oriundos de nuestro país, por lo menos en la época actual, no son profetas en su tierra. Uno de los casos más sonados se dio en la entrega del premio Óscar de 2007, cuando tres directores mexicanos estuvieron en la mira de todo el mundo: Guillermo del Toro, quien obtuvo 4 nominaciones por El laberinto del fauno; Alejandro González Iñárritu se llevó dos por Babel y Alfonso Cuarón fue nominado en una ocasión por Children of men, aunque Emanuel y Guillermo Navarro, fotógrafos de esta cinta, también recibieron una postulación al premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. En esta ocasión, el chovinismo muy al estilo de cuando juega la Selección, se dejó ver en la televisora del Ajusco; ondeaban banderas tricolores en cada cortinilla de ida y regreso de comerciales en la transmisión de la mencionada ceremonia, se escuchaba decir a los hermanos Sarmiento neófitamente, “el cine mexicano está presente en los premios de la Academia… es algo histórico… sin precedentes…”, y demás frases gastadas. Pero en realidad, en esa ocasión el cine mexicano no fue el nominado, los nominados fueron directores nacidos en México que hacen cine en y de Hollywood. O que me digan los Sarmiento o cualquiera de ventaneando si Children of men, El laberinto del fauno o Babel son producciones mexicanas.
La industria del cine en México, sin hacer mucho ruido, no ha dejado de producir filmes dentro de nuestro país, y lo más importante de todo es que ahora los está proyectando en su propia tierra. A lo largo de este 2008, se ha notado el incremento de películas mexicanas en las salas de cine locales. Por lo menos en lo que va de noviembre, se han proyectando alrededor de cinco largometrajes mexicanos en un promedio de 12 salas, es decir, casi la mitad de la cartelera pertenece a producciones que sí son facturadas aquí.
Los problemas en cuanto a apoyo pecuniario gubernamental, dificultades para filmar en cuanto a permisos, altos costos en equipo para producir cine, mala distribución, cobros estratosféricos por proyectar una película, directores y equipo actoral y técnico mal pagado, la anacronía de los filmes al momento de su proyección en una sala de cine, entre muchos etcéteras más, siguen vigentes en la fantasmagórica industria de “nuestro” séptimo arte. Sin embargo, hay riesgos importantes que se están tomando al hacer cine en México. La oferta ya abarca películas de acción, terror y hasta fantasía. Claro que la cantidad no quiere decir calidad, y en este último renglón los realizadores mexicanos nos están quedando mucho a deber, bastante diría yo. Aunque si nos fijamos en la cartelera gabacha, tampoco la cantidad es igual a calidad.
Un punto muy importante en el éxito o fracaso de una película depende del dinero invertido en su publicidad y su estrategia mercadológica. Cuando nos bombardean con trailers de un largometraje en televisión, con espectaculares en las calles, con entrevistas a los actores o realizadores, cuando uno casi sueña con un filme por su buena publicidad, independientemente de la calidad del mismo, le tiene que ir bien en taquilla y de esta manera, se pueden seguir haciendo películas. A la industria del cine en México le falta mucho en este rubro, sin embargo, ya se vislumbran buenas estrategias tales como se hicieron para Km 31 (2006), y en este año con Bajo la sal y Navidad S.A. ¿Quién no ha visto un promocional de estos filmes?A pesar de que la industria del cine en México no es una realidad concreta ni sólida ni rentable como en otras partes del mundo, a juzgar por la oferta mexicana en la cartelera local, por lo menos podemos estar seguros que no se ha dejado de hacer cine en nuestro país, en contra de todas las trabas con las que se topa una producción mexicana.
La industria del cine en México, sin hacer mucho ruido, no ha dejado de producir filmes dentro de nuestro país, y lo más importante de todo es que ahora los está proyectando en su propia tierra. A lo largo de este 2008, se ha notado el incremento de películas mexicanas en las salas de cine locales. Por lo menos en lo que va de noviembre, se han proyectando alrededor de cinco largometrajes mexicanos en un promedio de 12 salas, es decir, casi la mitad de la cartelera pertenece a producciones que sí son facturadas aquí.
Los problemas en cuanto a apoyo pecuniario gubernamental, dificultades para filmar en cuanto a permisos, altos costos en equipo para producir cine, mala distribución, cobros estratosféricos por proyectar una película, directores y equipo actoral y técnico mal pagado, la anacronía de los filmes al momento de su proyección en una sala de cine, entre muchos etcéteras más, siguen vigentes en la fantasmagórica industria de “nuestro” séptimo arte. Sin embargo, hay riesgos importantes que se están tomando al hacer cine en México. La oferta ya abarca películas de acción, terror y hasta fantasía. Claro que la cantidad no quiere decir calidad, y en este último renglón los realizadores mexicanos nos están quedando mucho a deber, bastante diría yo. Aunque si nos fijamos en la cartelera gabacha, tampoco la cantidad es igual a calidad.
Un punto muy importante en el éxito o fracaso de una película depende del dinero invertido en su publicidad y su estrategia mercadológica. Cuando nos bombardean con trailers de un largometraje en televisión, con espectaculares en las calles, con entrevistas a los actores o realizadores, cuando uno casi sueña con un filme por su buena publicidad, independientemente de la calidad del mismo, le tiene que ir bien en taquilla y de esta manera, se pueden seguir haciendo películas. A la industria del cine en México le falta mucho en este rubro, sin embargo, ya se vislumbran buenas estrategias tales como se hicieron para Km 31 (2006), y en este año con Bajo la sal y Navidad S.A. ¿Quién no ha visto un promocional de estos filmes?A pesar de que la industria del cine en México no es una realidad concreta ni sólida ni rentable como en otras partes del mundo, a juzgar por la oferta mexicana en la cartelera local, por lo menos podemos estar seguros que no se ha dejado de hacer cine en nuestro país, en contra de todas las trabas con las que se topa una producción mexicana.