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Hay películas que al parecer están preconcebidas para determinado actor. Filmes que no se pueden imaginar con un rostro ajeno al que originalmente se le dio. ¿Qué hubiera sido de Superman (1978) sin Christopher Reeve; de Rocky (1976) o Rambo (cuya primera versión se tituló First Blood, 1982) sin Stallone; o de El resplandor (1980) sin Nicholson? Hay otros largometrajes que se hacen para el lucimiento o ‘brillo’ del protagonista. Por ejemplo, El último Rey de Escocia (2006), la cual fue filmada enteramente para que Forest Whitaker se llevara un premio Oscar. En otras ocasiones, simplemente queda en una buena intención, como nos podemos percatar en el último trabajo del director Bryan Singer (Sospechosos comunes, 1995): Operación Valquiria (2008).
El protagonista principal del filme es Tom Cruise (Top Gun, 1986), quien no logra nada, así es, nada. Recordemos que la historia se basa en los últimos días de vida del coronel nazi Claus von Stauffenberg (Cruise), quien después de ser herido de gravedad en un ataque aéreo en África del Norte, es llevado a Berlín, en donde se une a un grupo de conspiradores contra Hitler. Stauffenberg harto de las atrocidades y megalomanía de Hitler, decide liderar un atentado en contra del mismísimo líder nazi, el cual, resulta fallido y pues, se podrán imaginar las consecuencias.
La película es totalmente plana, vacua de emociones. Cruise, como ya lo dije, no logra absolutamente nada con su interpretación, a pesar de su casi omnipresencia durante el filme. Y no es que la historia no dé para algo mejor, la historia es impresionante, llena de valor y coraje, y no es para menos ya que una sublevación desde adentro en contra de Adolf Hitler no es una trama simple ni mucho menos, y más aún si se encuentra basada en una historia real. Sin embargo, el director no pudo inyectarles a sus actores el espíritu de lo que representaban. Hitler, encarnado por David Bamber (Pandillas de New York, 2002), raya en lo caricaturesco. De todo el reparto, el único que logra un trabajo decoroso, a pesar de su escueta participación es el actor alemán Thomas Kretschmann, quien de nuevo interpreta a un oficial nazi como a bien lo hizo en El Pianista (2002).
Singer no da una desde que filmó la secuela de X-Men, me refiero a la estupenda X-Men II (2003), ya que después de ésta última, intentó revivir al Hombre de Acero en Superman regresa (2006), la cual fue recibida tibiamente por el público y la crítica, a pesar de que en lo personal me parece una película por momentos bien lograda, muy superior a la que en esta ocasión suscribo. Porque el problema mayor de Operación Valquiria radica en la falta de matices de los actores en general, con especial mención a Tom Cruise, quien asegura que ha sido “el mejor papel de su vida” y “que ha sentido el peso histórico de la película”. En lo último estoy de acuerdo, pero eso de que ha sido el mejor papel de su vida, por favor. Tal vez el reto mayor fue aparecer mutilado de una mano y con un parche en un ojo, pero si María Rubio lo hizo durante 170 episodios en Cuna de Lobos como Catalina Creel, ¿aquí en dónde radica el mérito de Cruise? La historia tenía para mucho más, a pesar de que la ambientación, fotografía y los escasos efectos están bien logrados, se queda en un intento fallido de lucimiento para Tom Cruise y otro ejercicio para Bryan Singer, quien ya demostró que sabe contar buenas historias.
El protagonista principal del filme es Tom Cruise (Top Gun, 1986), quien no logra nada, así es, nada. Recordemos que la historia se basa en los últimos días de vida del coronel nazi Claus von Stauffenberg (Cruise), quien después de ser herido de gravedad en un ataque aéreo en África del Norte, es llevado a Berlín, en donde se une a un grupo de conspiradores contra Hitler. Stauffenberg harto de las atrocidades y megalomanía de Hitler, decide liderar un atentado en contra del mismísimo líder nazi, el cual, resulta fallido y pues, se podrán imaginar las consecuencias.
La película es totalmente plana, vacua de emociones. Cruise, como ya lo dije, no logra absolutamente nada con su interpretación, a pesar de su casi omnipresencia durante el filme. Y no es que la historia no dé para algo mejor, la historia es impresionante, llena de valor y coraje, y no es para menos ya que una sublevación desde adentro en contra de Adolf Hitler no es una trama simple ni mucho menos, y más aún si se encuentra basada en una historia real. Sin embargo, el director no pudo inyectarles a sus actores el espíritu de lo que representaban. Hitler, encarnado por David Bamber (Pandillas de New York, 2002), raya en lo caricaturesco. De todo el reparto, el único que logra un trabajo decoroso, a pesar de su escueta participación es el actor alemán Thomas Kretschmann, quien de nuevo interpreta a un oficial nazi como a bien lo hizo en El Pianista (2002).
Singer no da una desde que filmó la secuela de X-Men, me refiero a la estupenda X-Men II (2003), ya que después de ésta última, intentó revivir al Hombre de Acero en Superman regresa (2006), la cual fue recibida tibiamente por el público y la crítica, a pesar de que en lo personal me parece una película por momentos bien lograda, muy superior a la que en esta ocasión suscribo. Porque el problema mayor de Operación Valquiria radica en la falta de matices de los actores en general, con especial mención a Tom Cruise, quien asegura que ha sido “el mejor papel de su vida” y “que ha sentido el peso histórico de la película”. En lo último estoy de acuerdo, pero eso de que ha sido el mejor papel de su vida, por favor. Tal vez el reto mayor fue aparecer mutilado de una mano y con un parche en un ojo, pero si María Rubio lo hizo durante 170 episodios en Cuna de Lobos como Catalina Creel, ¿aquí en dónde radica el mérito de Cruise? La historia tenía para mucho más, a pesar de que la ambientación, fotografía y los escasos efectos están bien logrados, se queda en un intento fallido de lucimiento para Tom Cruise y otro ejercicio para Bryan Singer, quien ya demostró que sabe contar buenas historias.
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