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Slumdog Millionaire (2008) -me niego a usar el título impuesto en México- es una película que está en boca de todo el mundo, gracias a que arrasó con todos los premios “importantes-conocidos-rimbombantes” alrededor del orbe. Y como nuestra referencia inmediata es el Óscar de la Academia de Hollywood, dicho largometraje se llevó ocho estatuillas. Cuestionables, para mi gusto, como por ejemplo el Óscar a la mejor canción que le ganó de una manera dispar a Wall-E; o el premio más cotizado, mejor película que para mi punto de vista, se la pudo haber llevado por mucho El curioso caso de Benjamin Button, sin mencionar El caballero oscuro de Nolan, la gran ausente en las nominaciones a esta categoría. Pero bueno, las decisiones de la Academia siempre han sido cuestionables a través de su historia. No siempre se premia lo mejor, eso es algo muy claro a cualquier vista.
Regresando a lo que nos ocupa en esta ocasión, Slumdog Millionaire es el último trabajo de Danny Boyle (Trainspotting, 1996) quien se vuelve a poner bajo los reflectores no por la originalidad del filme, ya que la fórmula utilizada para narrar esta historia tiene casi la misma longevidad que el propio cine. Por supuesto que no menosprecio la película de Boyle, al contrario, me parece buena, fresca comparada con lo que Hollywood nos tiene acostumbrados; con actuaciones en pleno cénit y una que otra escena memorable. Sin llegar a ser la obra de órdago que algunos afirman, el largometraje entretiene bastante hasta el final, y hasta a aquellos que no acostumbran ver los créditos finales, la película los obligará gustosamente a quedarse. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este tipo de cine se hace a raudales al otro lado del charco, en la industria conocida como Bollywood.
Bollywood es la denominación que se le da a las películas realizadas en Mumbai, India. El nombre es una palabra compuesta por Bombay (como antes se conocía a Mumbai) y Hollywood. Pero no es una simple copia del cine norteamericano, de hecho, es una de las industrias más rentables del mundo. Sólo en el 2006, mientras Hollywood vendió 2.600 millones de entradas al cine, Bollywood alcanzó la cifra de 3.000 millones. También es el mayor productor anual de películas, seguido de los estadounidenses y en tercer lugar se encuentra Nollywood (industria del cine de Nigeria).
Slumdog Millionaire no sólo hace referencia al cine indio porque se filmó en Mumbai, sino que comparte características típicas de las historias facturadas en Bollywood. Por ejemplo, la trama es lineal (a pesar de las tres historias contadas simultáneamente en la película de Boyle) debido a que hay un amor imposible que a pesar de las trabas con las que se enfrenta, triunfa por sobre todas las cosas. Otro ejemplo es el uso de los musicales, la marca de la casa bollywoodense. Lamentablemente, escasas son las películas de Bollywood que llegan a nuestras salas cinematográficas, gracias al monopolio y nuestra lastimera (en este sentido) cercanía con Estados Unidos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el mundo del cine es vasto, y cualquier filme que no sea de Hollywood nos ampliará nuestros horizontes visuales, culturales, artísticos, musicales entre otros etcéteras. Bollywood llegó a Hollywood a través de Slumdog Millionaire (sin dejar de tomar en cuenta que fue dirigida por Danny Boyle), aún así esperemos que gracias a esta película la tendencia a proyectar ese tipo de cine en nuestras salas cinematográficas siga creciendo.
Regresando a lo que nos ocupa en esta ocasión, Slumdog Millionaire es el último trabajo de Danny Boyle (Trainspotting, 1996) quien se vuelve a poner bajo los reflectores no por la originalidad del filme, ya que la fórmula utilizada para narrar esta historia tiene casi la misma longevidad que el propio cine. Por supuesto que no menosprecio la película de Boyle, al contrario, me parece buena, fresca comparada con lo que Hollywood nos tiene acostumbrados; con actuaciones en pleno cénit y una que otra escena memorable. Sin llegar a ser la obra de órdago que algunos afirman, el largometraje entretiene bastante hasta el final, y hasta a aquellos que no acostumbran ver los créditos finales, la película los obligará gustosamente a quedarse. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este tipo de cine se hace a raudales al otro lado del charco, en la industria conocida como Bollywood.
Bollywood es la denominación que se le da a las películas realizadas en Mumbai, India. El nombre es una palabra compuesta por Bombay (como antes se conocía a Mumbai) y Hollywood. Pero no es una simple copia del cine norteamericano, de hecho, es una de las industrias más rentables del mundo. Sólo en el 2006, mientras Hollywood vendió 2.600 millones de entradas al cine, Bollywood alcanzó la cifra de 3.000 millones. También es el mayor productor anual de películas, seguido de los estadounidenses y en tercer lugar se encuentra Nollywood (industria del cine de Nigeria).
Slumdog Millionaire no sólo hace referencia al cine indio porque se filmó en Mumbai, sino que comparte características típicas de las historias facturadas en Bollywood. Por ejemplo, la trama es lineal (a pesar de las tres historias contadas simultáneamente en la película de Boyle) debido a que hay un amor imposible que a pesar de las trabas con las que se enfrenta, triunfa por sobre todas las cosas. Otro ejemplo es el uso de los musicales, la marca de la casa bollywoodense. Lamentablemente, escasas son las películas de Bollywood que llegan a nuestras salas cinematográficas, gracias al monopolio y nuestra lastimera (en este sentido) cercanía con Estados Unidos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el mundo del cine es vasto, y cualquier filme que no sea de Hollywood nos ampliará nuestros horizontes visuales, culturales, artísticos, musicales entre otros etcéteras. Bollywood llegó a Hollywood a través de Slumdog Millionaire (sin dejar de tomar en cuenta que fue dirigida por Danny Boyle), aún así esperemos que gracias a esta película la tendencia a proyectar ese tipo de cine en nuestras salas cinematográficas siga creciendo.
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