viernes, 27 de febrero de 2009

De Bollywood a Hollywood




Slumdog Millionaire (2008) -me niego a usar el título impuesto en México- es una película que está en boca de todo el mundo, gracias a que arrasó con todos los premios “importantes-conocidos-rimbombantes” alrededor del orbe. Y como nuestra referencia inmediata es el Óscar de la Academia de Hollywood, dicho largometraje se llevó ocho estatuillas. Cuestionables, para mi gusto, como por ejemplo el Óscar a la mejor canción que le ganó de una manera dispar a Wall-E; o el premio más cotizado, mejor película que para mi punto de vista, se la pudo haber llevado por mucho El curioso caso de Benjamin Button, sin mencionar El caballero oscuro de Nolan, la gran ausente en las nominaciones a esta categoría. Pero bueno, las decisiones de la Academia siempre han sido cuestionables a través de su historia. No siempre se premia lo mejor, eso es algo muy claro a cualquier vista.
Regresando a lo que nos ocupa en esta ocasión, Slumdog Millionaire es el último trabajo de Danny Boyle (Trainspotting, 1996) quien se vuelve a poner bajo los reflectores no por la originalidad del filme, ya que la fórmula utilizada para narrar esta historia tiene casi la misma longevidad que el propio cine. Por supuesto que no menosprecio la película de Boyle, al contrario, me parece buena, fresca comparada con lo que Hollywood nos tiene acostumbrados; con actuaciones en pleno cénit y una que otra escena memorable. Sin llegar a ser la obra de órdago que algunos afirman, el largometraje entretiene bastante hasta el final, y hasta a aquellos que no acostumbran ver los créditos finales, la película los obligará gustosamente a quedarse. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este tipo de cine se hace a raudales al otro lado del charco, en la industria conocida como Bollywood.
Bollywood es la denominación que se le da a las películas realizadas en Mumbai, India. El nombre es una palabra compuesta por Bombay (como antes se conocía a Mumbai) y Hollywood. Pero no es una simple copia del cine norteamericano, de hecho, es una de las industrias más rentables del mundo. Sólo en el 2006, mientras Hollywood vendió 2.600 millones de entradas al cine, Bollywood alcanzó la cifra de 3.000 millones. También es el mayor productor anual de películas, seguido de los estadounidenses y en tercer lugar se encuentra Nollywood (industria del cine de Nigeria).
Slumdog Millionaire no sólo hace referencia al cine indio porque se filmó en Mumbai, sino que comparte características típicas de las historias facturadas en Bollywood. Por ejemplo, la trama es lineal (a pesar de las tres historias contadas simultáneamente en la película de Boyle) debido a que hay un amor imposible que a pesar de las trabas con las que se enfrenta, triunfa por sobre todas las cosas. Otro ejemplo es el uso de los musicales, la marca de la casa bollywoodense. Lamentablemente, escasas son las películas de Bollywood que llegan a nuestras salas cinematográficas, gracias al monopolio y nuestra lastimera (en este sentido) cercanía con Estados Unidos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el mundo del cine es vasto, y cualquier filme que no sea de Hollywood nos ampliará nuestros horizontes visuales, culturales, artísticos, musicales entre otros etcéteras. Bollywood llegó a Hollywood a través de Slumdog Millionaire (sin dejar de tomar en cuenta que fue dirigida por Danny Boyle), aún así esperemos que gracias a esta película la tendencia a proyectar ese tipo de cine en nuestras salas cinematográficas siga creciendo.

lunes, 16 de febrero de 2009

La Valquiria de Cruise




Hay películas que al parecer están preconcebidas para determinado actor. Filmes que no se pueden imaginar con un rostro ajeno al que originalmente se le dio. ¿Qué hubiera sido de Superman (1978) sin Christopher Reeve; de Rocky (1976) o Rambo (cuya primera versión se tituló First Blood, 1982) sin Stallone; o de El resplandor (1980) sin Nicholson? Hay otros largometrajes que se hacen para el lucimiento o ‘brillo’ del protagonista. Por ejemplo, El último Rey de Escocia (2006), la cual fue filmada enteramente para que Forest Whitaker se llevara un premio Oscar. En otras ocasiones, simplemente queda en una buena intención, como nos podemos percatar en el último trabajo del director Bryan Singer (Sospechosos comunes, 1995): Operación Valquiria (2008).
El protagonista principal del filme es Tom Cruise (Top Gun, 1986), quien no logra nada, así es, nada. Recordemos que la historia se basa en los últimos días de vida del coronel nazi Claus von Stauffenberg (Cruise), quien después de ser herido de gravedad en un ataque aéreo en África del Norte, es llevado a Berlín, en donde se une a un grupo de conspiradores contra Hitler. Stauffenberg harto de las atrocidades y megalomanía de Hitler, decide liderar un atentado en contra del mismísimo líder nazi, el cual, resulta fallido y pues, se podrán imaginar las consecuencias.
La película es totalmente plana, vacua de emociones. Cruise, como ya lo dije, no logra absolutamente nada con su interpretación, a pesar de su casi omnipresencia durante el filme. Y no es que la historia no dé para algo mejor, la historia es impresionante, llena de valor y coraje, y no es para menos ya que una sublevación desde adentro en contra de Adolf Hitler no es una trama simple ni mucho menos, y más aún si se encuentra basada en una historia real. Sin embargo, el director no pudo inyectarles a sus actores el espíritu de lo que representaban. Hitler, encarnado por David Bamber (Pandillas de New York, 2002), raya en lo caricaturesco. De todo el reparto, el único que logra un trabajo decoroso, a pesar de su escueta participación es el actor alemán Thomas Kretschmann, quien de nuevo interpreta a un oficial nazi como a bien lo hizo en El Pianista (2002).
Singer no da una desde que filmó la secuela de X-Men, me refiero a la estupenda X-Men II (2003), ya que después de ésta última, intentó revivir al Hombre de Acero en Superman regresa (2006), la cual fue recibida tibiamente por el público y la crítica, a pesar de que en lo personal me parece una película por momentos bien lograda, muy superior a la que en esta ocasión suscribo. Porque el problema mayor de Operación Valquiria radica en la falta de matices de los actores en general, con especial mención a Tom Cruise, quien asegura que ha sido “el mejor papel de su vida” y “que ha sentido el peso histórico de la película”. En lo último estoy de acuerdo, pero eso de que ha sido el mejor papel de su vida, por favor. Tal vez el reto mayor fue aparecer mutilado de una mano y con un parche en un ojo, pero si María Rubio lo hizo durante 170 episodios en Cuna de Lobos como Catalina Creel, ¿aquí en dónde radica el mérito de Cruise? La historia tenía para mucho más, a pesar de que la ambientación, fotografía y los escasos efectos están bien logrados, se queda en un intento fallido de lucimiento para Tom Cruise y otro ejercicio para Bryan Singer, quien ya demostró que sabe contar buenas historias.