miércoles, 25 de junio de 2008

El fin de los tiempos ha llegado!




El Fin del Mundo ha sido tema ha desarrollar en varias películas de Hollywood. Entre las que puedo mencionar, no debido a que el tratamiento del tópico en cuestión haya sido certero en su conjunto, sino únicamente como referencia, figuran: Día de Independencia (Independence Day, 1996), película en la que el patriotismo anglo se erige por sobre todas las cosas y por supuesto, nuestros vecinos del norte descubren la manera de salvar al mundo; otro ejemplo es Armagedón (Armagedon, 1998), cinta en la que un meteorito de enormes proporciones amenaza con destruir la Tierra pero no contaba con la audacia de… ¿a que ni saben de quién? Pues quien más, del país que siempre está al pendiente de salvar al mundo de cualquier amenaza, ya sea nuclear, de otros países, del terrorismo o de sus mismos compatriotas; por supuesto: Estados Unidos. Al parecer, en la gran mayoría (salvo escasas excepciones) de las películas de Hollywood que abordan el tema del acabose de la humanidad, el inicio y desenlace de su historia siempre se da en la tierra del tío Sam, y entre líneas o descaradamente ensalzan un nacionalismo gabacho con un discurso político en el que ellos siempre vencen al enemigo, sea quien sea y venga de donde venga, y de paso, le inyectan a su ejército cierta calidad de salvador, de ‘chicos buenos’.
Agradable sorpresa resultó la más reciente obra del realizador de cine M. Night Shyamalan, El Fin de los Tiempos (The Happening, 2008). El también director de El Sexto Sentido (The Sixth Sense, 1999) adapta al cine un cuento del escritor de bestsellers de terror y suspenso, Stephen King, en el que un virus desconocido ataca a las personas provocando que se dañen a ellas mismas, sin que nadie pueda hacer nada para impedirlo. En este largometraje nuevamente la historia arranca y se desarrolla dentro del país más poderoso del mundo, sin embargo, el virus no es comprendido ni aniquilado ni confinado a sus límites territoriales. Este fin de los tiempos se les escapa de las manos a los gringos.
Mark Wahlberg (The Perfect Storm, 2000; The Departed, 2006) encarna a Elliot Moore, el personaje central del filme. La actuación de Wahlberg deja mucho qué desear ya que en todo el transcurso de la historia, no llega a forjarle una personalidad propia al personaje y por ende, no logra convencer. Su coprotagonista, Zooey Deschanel quien interpreta a Alma Moore, tampoco termina por imprimirle una dosis de buena actuación a la película. De hecho, la interpretación más creíble aunque somera, es la de John Leguizamo como Julian. Por otro lado, los efectos especiales son buenos, sin llegar a ser espectaculares. The Happening tiene chispazos de genialidad visual muy a lo Shyamalan. Como ejemplo, basta con recordar la secuencia de las repentinas muertes de los trabajadores de una construcción. La toma de ‘contrapicada’ en el momento que literalmente comienzan a llover personas, es verdaderamente genial.
Shyamalan no logró convencer incondicionalmente a los críticos ni al público en taquilla. Esto último obedece a que la película en cuestión no forma parte de los tipos de largometrajes que Hollywood programa para estrenarlos en verano, temporada de vacaciones escolares. Por lo general se busca proyectar historias de acción estrepitosa (Hulk, Indiana Jones) o cintas para toda la familia (Kung Fu Panda, Wall-E). Sin embargo, se le agradece al director nacido en la India por el atrevimiento de realizar este filme y estrenarlo en esta temporada del año, difícil para el cine de suspenso. Aunque El Fin de los Tiempos llega a caer en situaciones obvias, circunstancias que no impresionan en lo más mínimo al espectador, aún así vale la pena apreciar esta película del fin del mundo distinta a las demás.

jueves, 19 de junio de 2008

Remembranzas llevadas a la pantalla grande, fórmulas seguras de éxito




Desde hace algunos años, se han adaptado al cine muchísimos comics. El negocio para los productores es bastante jugoso ya que estas películas abarcan a un tipo de público bastante amplio. Los interesados en ver estos filmes somos tanto los que crecimos con esas series televisivas, o historietas impresas, como los jóvenes y niños que conocen al personaje o personajes, gracias a las imágenes en movimiento.
Precisamente hoy en día, en la cartelera de nuestra sala de cine más cercana, podemos observar a El increíble Hulk (The incredible Hulk, 2008), dando saltos y aplastando tanques militares. Esta segunda entrega de el hombre verde de Marvel fue el mayor éxito taquillero del pasado fin de semana, recaudando 54.5 millones de dólares en Estados Unidos, debido a que causó una gran expectativa la personificación de Edward Norton como Bruce Banner, el alter ego de Hulk, aunado a la enorme promoción que los norteamericanos siempre le brindan a sus superproducciones. Tal es la dimensión del monopolio y proyección mercadológica cinematográfica de nuestros vecinos del norte que, aunque la India es la mayor productora de películas a nivel mundial, el 80% de la oferta en las salas cinematográficas alrededor del orbe, pertenece a Estados Unidos.
Últimamente Hollywood nos ha bombardeado con largometrajes de superhéroes, sin embargo, la lista de caricaturas (como les decimos en México a las series animadas) llevadas a la pantalla grande no se limita únicamente a los comics de Marvel o DC. Podemos recordar, por ejemplo, a la serie de dibujos animados El Inspector Gadget, que se transmitió en nuestro país a mediados de los años ochenta. Dicha caricatura no tuvo referencia impresa, fue a partir del éxito de la serie animada que se decidió hacer la película. El largometraje vio la luz en 1999 de la mano del director David Kellogg y arropada por Disney. Por supuesto, la película fue todo un éxito taquillero. En 2003 se lanzó El Inspector Gadget 2, también producida por Disney pero no tuvo la misma aceptación en taquilla.
Hubo otra caricatura bien aceptada por la juventud de 1981 hasta principios de los años noventa, y que hasta se tornó con tintes diabólicos debido a que supuestamente las figuras promocionales (generalmente muñecos) de la serie en cuestión cobraban vida por la noche y mataban a los niños poseedores de dichos juguetes. Claro, me refiero a Los Pitufos, dibujos animados que próximamente serán llevados a la pantalla grande por parte de Columbia Pictures y Sony Pictures Animation. ¿Nos podemos imaginar a un actor interpretando a Papá Pitufo, a Pitufina o a Gárgamel? Por lo pronto, lo anterior no será problema porque este largometraje será realizado en 3D con la tecnología CGI (por sus siglas en inglés) que significa: imágenes generadas por computadora.
Pocos saben que el origen de los pitufos es belga (Les Schtroumpfs), y que su primera aparición fue en la revista del comic franco-belga Spirou, en 1958, en el episodio La flûte à six schtroumpfs (la flauta de seis pitufos), en el marco de las aventuras de Johan y Pirluit. En aquel entonces, los pitufos ni siquiera eran los protagonistas. Fue hasta 1976 cuando se realizó una animación tradicional basada en el episodio antes mencionado con los pitufos como personajes centrales. A pesar de lo anterior, la fama a nivel mundial que alcanzaron estas diminutas criaturas azules, se la deben a los productores estadounidenses Hanna-Barbera (William Hanna y Joseph Barbera), que realizaron la serie que todos recordamos.Esperemos que la adaptación al cine de los pitufos nos deje un buen sabor de boca, tal y como sucedió con la excelente intervención en la pantalla grande de Los Simpson (The Simpsons Movie, 2007); y se mantenga alejada de intentos soeces de adaptaciones tales como Garfield (Garfield: The movie, 2004 y Garfield: a tail of two kitties, 2006), que no se asemeja en lo más mínimo a la serie animada, ya que en la caricatura, el gato perezoso no movía los labios y tenía la misma proporción que los demás felinos participantes en la historia, siendo que en el filme, cualquier persona puede interpretar perfectamente lo que dice Garfield, leyendo sus labios, y tanto su imagen como su tamaño generados por computadora son totalmente desproporcionados en relación a otros gatos. Otro ejemplo deplorable de adaptación fue Supercan (Underdog, 2007), filme que se distancia barbaridades a la serie animada, tanto en la historia como en la misma personalidad de “lustrador”, el otro-yo de Supercan. Casi por lo general, Hollywood nos ha decepcionado en este tipo de adaptaciones, ¡ojalá que la película de los pitufos sea una agradable excepción!